Cómo una coma puede cambiar tu vida
Según una anécdota atribuida a Carlos V, una vez le dieron una sentencia para que la firmara.
La sentencia en cuestión decía: “Perdón imposible, que cumpla su
condena”.
Compasivo,
el emperador cambió la coma antes de firmarla y la sentencia quedó redactada
así: “Perdón, imposible que cumpla su condena”.
Realmente,
en este caso, la coma le salvó la vida al condenado.
Y vean ahora cómo la coma puede cambiar la fortuna de la gente.
Un rico
hacendado que se encontraba próximo a morir decidió escribir su testamento, que
decía: “Lego mis bienes a Juan no a Pedro tampoco dejo mis bienes a Raquel.”
Una vez
redactado, se les entregó una copia a cada uno de los nombrados en el
testamento. Cuando finalmente el hacendado murió, Juan, Pedro y Raquel se presentaron ante el escribano con sus respectivas copias, si bien cada una de ellas difería de las demás.
La copia de
Juan decía: “Lego mis bienes a Juan, no a Pedro, tampoco dejo mis bienes a
Raquel.”
Por su parte,
Pedro presentó su copia, que decía lo siguiente: “Lego mis bienes a Juan no, a
Pedro, tampoco dejo mis bienes a Raquel.”
Y por
último, la copia presentada por Raquel decía: “Lego mis bienes a Juan no, a
Pedro tampoco, dejo mis bienes a Raquel.”
Así, solo
con colocar algunas comas, cada uno de ellos intentó quedarse con la fortuna
del hacendado.
Veamos qué
sucede en el siguiente ejemplo:
Todavía no
coman, niños.
La coma
colocada allí es una orden para que los niños esperen un tiempo antes de comer,
pero si la cambio de lugar... ¡que empiecen los niños a correr!: Todavía, no
coman niños.
Estos son algunos
ejemplos entretenidos que demuestran cómo un signo de puntuación cambia
radicalmente el significado del enunciado.