CREATIVIDAD, ¿CÓMO ENCONTRARTE?
Comienza nuestra rutina de trabajo y nos disponemos a escribir ese artículo que nos encargaron para mañana, pero los minutos pasan y la página sigue en blanco.
Nuestra mente es un desfile de palabras, pero ninguna nos convence.
¿Qué redactor
no ha pasado por esta situación? ¿Quién no conoce la famosa angustia del
escritor cuando las musas lo abandonan?
Ya sea porque nos faltan ideas o por temor
a la opinión de los lectores, lo cierto es que los plazos de entrega se acortan
y que debemos echar mano a todos los recursos conocidos para superar el siempre
temido bloqueo mental.
Para alimentar el ingenio en esos
momentos y encontrar la salida de los vericuetos mentales en que nos enredamos
buscando inspiración, por suerte existen técnicas creativas y otros recursos fáciles
para poner en práctica.
Algunos funcionan mejor que otros, solo hay que
encontrar aquellos a los que nuestra mente responde con mayor celeridad.
En mi caso, además de ejercicios
creativos, suelo usar otras técnicas que fui adquiriendo con los años y la
experiencia. Son hábitos que fui probando en esos días difíciles y que me han
dado muy buenos resultados.
Algunas técnicas para aumentar la creatividad
1. Relajación
No. No es lo que piensan. Ni yoga ni
meditación. Se trata de un sencillo ejercicio con el fluir del pensamiento, que
quita la atención del bloqueo y nos ayuda a centrarnos en todo aquello que hace
ruido en nuestro interior.
Pensamientos disímiles, imágenes coloridas y
recuerdos atraviesan nuestra mente como una película, ayudándonos a desviar el
foco de observación.
Al distraernos y dejar de hacernos problema por no poder
avanzar, cede la presión por el trabajo, la mente se relaja y, de a poco, recobramos
nuestra mejor disposición hacia la escritura. Con la mente en calma, las ideas
tienen el camino allanado para alcanzarnos.
2. Cambio de lugar de trabajo
Hace un
tiempo, un especialista en creatividad me comentó que, para muchas personas que
buscan inspiración, la pantalla del computador puede resultar limitante. El tener que permanecer frente al encuadre
riguroso de la pantalla puede asociarse con estructuras rígidas de pensamiento,
difíciles de permear. De allí a la cerrazón mental no hay muchos pasos. En
estos casos, lo mejor es buscar otro lugar de trabajo.
Yo acostumbro a alejarme del computador,
distraerme un poco y, al cabo de unos minutos, sentarme nuevamente a escribir,
pero esta vez en un papel. Aunque parezca raro, mi redacción vuelve a fluir.
3. Anotación
“Que la inspiración te encuentre
trabajando”, decía Picasso a quienes le preguntaban por el secreto de su arte.
Y Thomas Edison, cuando lo interrogaban al respecto, sostenía que el genio “es uno
por ciento inspiración y noventa y nueve por ciento transpiración”.
No hay duda de que ninguno de los dos se
sentaba a esperar que cayera un rayo de luz sobre sus mentes o que alguna
fuerza creativa misteriosa los eligiera como vehículos de su existencia.
Para que llegue la inspiración, hay que
ayudarla, así que incentiven su imaginación.
Existen miles de recursos para
ello. Anotar lo que acuda a la mente y despierte algo en nuestro interior, lo
que nos movilice. Registrar colores, sucesos o comentarios que sintonicen con
nosotros. Hacer asociaciones, prestar atención a las palabras, subrayar, hacer
juegos de memoria, crucigramas, todo vale para que la mente esté activa y
alerta a lo novedoso.
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Para los nostálgicos, la pluma, esa antigua compañera del escritor, vale como alternativa. |
4. Escritura libre
Los redactores pasamos gran parte del tiempo escribiendo sobre los temas que nos piden los clientes o estamos especializados en un área y tenemos siempre fresco el léxico de la misma. En estos dos casos, es nuestro propio trabajo el que limita nuestra atención y vocabulario, impidiéndonos tener más contacto con la enorme riqueza lingüística que habita más allá de los temas que solemos abordar.
Escribir sin condicionamientos de estilo, enfoque o temas, liberando los pensamientos, colabora con la afluencia de ideas y de palabras que permanecen dormidas, acalladas por el cúmulo de aquellas que acostumbramos emplear.
5. Escritura diaria
Aunque no haya trabajo por hacer, al escribir
diariamente, no interrumpimos un hábito que nos mantiene productivos.
Si bien los hábitos son importantes en
cualquier área laboral para alcanzar objetivos, en nuestra profesión son una
herramienta crucial que no podemos descuidar.
Cuando escribimos a diario, la pantalla
del computador o una página en blanco son estímulos a nuestra creatividad. Si escribimos un día sí y otros dos no, no
solo retrasamos la respuesta al estímulo, sino que perdemos la sintonía con nuestra
tarea, tan necesaria para que el proceso creativo pueda manifestarse
libremente.
6. Incentivación
Quienes necesitan inspirarse no pueden
prescindir de ninguna fuente donde anide el ingenio o campee la innovación.
Ir
al cine o al teatro, escuchar música, leer un buen libro, visitar museos, asistir
a conferencias y talleres, en fin, acudir a toda clase de expresión artística.
Seguramente podrán tomar alguna idea, pero si esto no ocurre, siempre la mente
continuará procesando cualquier registro sensorial y despertará nuevas
asociaciones.
Creo que para los redactores esta es una herramienta
placentera de formación; al fin y al cabo, la curiosidad y la multiplicidad de
intereses son el motor de nuestra profesión.
7. Palabras aleatorias
La técnica de las palabras aleatorias (basada en el pensamiento lateral) es un
método muy utilizado por los escritores para hallar nuevas ideas.
La teoría que la sustenta postula que la
asociación de una palabra a una situación fuera de contexto provoca nuevas
conexiones mentales.
Las palabras aleatorias se obtienen de
diferentes modos, ya sea abriendo un libro (o un diccionario) y eligiendo al
azar una palabra, ya sea introduciendo en una caja tarjetas con palabras y
sacándolas de a una.
Escogida la palabra (generalmente un
sustantivo), se hace una lista con atributos y con asociaciones, que luego
revisamos para analizar cómo podemos aplicarlos al problema que queremos
resolver. Se busca que las palabras estimulen ideas innovadoras y diferentes.
Como dije anteriormente, con la práctica de
estas técnicas, iremos derribando las barreras mentales que tanto entorpecen
nuestra profesión y que cada cierto tiempo nos mantienen rumiando por allí, “creatividad,
¿cómo encontrarte?”.